lunes, 25 de agosto de 2014

Balcones.

"Si muero,
dejad el balcón abierto.

El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo).

El segador siega el trigo
(Desde mi balcón lo siento).

¡Si muero,
dejad el balcón abierto!"

Federico García Lorca.



Balcón abierto y luz encendida en la casa de Federico García Lorca. Huerta de San Vicente.

Foto: Rafa él.

La luz de las últimas tardes nos prepara para la nueva estación, el color alerta nuestra memoria vital para la llegada de otro tiempo; todos los seres de la tierra lo saben. Aún queda verano, pero un verano que dejó atrás el cenit de las infinitas posibilidades, de las expectativas que quedaron demasiado grandes o demasiado pequeñas. 

Vuelvo al tiempo de ser hormiga -en realidad nunca dejo de serlo-, pero una hormiga que canta por necesidad y placer y se asoma a las vidas de los que viven, desde cualquier balcón con las puertas abiertas.