miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cierres IV.

Sí, tener noticias tuyas es como abrir una ventana, pero entonces me 

vienen unas ganas casi incontenibles de abrir más ventanas y, lo que es 

más grave (qué locura), de abrir una puerta.”


Mario Benedetti.


El ascensor estaba ocupado. No le quedó otro remedio que sentarse un momento en las escaleras que había junto a los buzones para recuperar el aliento. La carta saltaba inquieta en sus manos. En el anverso aparecía su nombre, con un "Sra." delante que le hizo gracia, en el reverso, el de él. ¡No podía ser!, pero allí estaban su nombre y su letra, sobria, equilibrada, la misma que no leía desde hacía más de treinta años.

Desde que Juan regresó a la ciudad no paró de buscarla por las céntricas calles donde desechaba rostros, uno tras otro, tras una mirada mínima pero eficaz. La buscó en las librerías y cafés remodelados, ubicados en los mismos lugares que frecuentaron entonces. La idea de encontrarla a través de las redes sociales resultó también inútil. La casualidad se lo puso más fácil; la primera tarde de lluvia del recién estrenado otoño le obligó a resguardarse en una cafetería, donde un amigo común, no tuvo problema en contarle más de lo que él estaba dispuesto a preguntar.

La carta le pareció la manera menos invasiva, más respetuosa, de dirigirse a ella: de esta manera podría tomarse su tiempo, decidir si respondía o no, Si no obtenía respuesta siempre le quedaría el consuelo de pensar que la dirección era errónea, que se había extraviado, que algún vecino vengativo la sustrajo del buzón porque, quizás, tenía un perro que ladraba por las noches.

Pese a lo que había pensado los días anteriores, no estaba nerviosa. La imagen que devolvía el espejo le gustaba, se sentía segura, alegre. Sonrío al imaginar la cara de Juan cuando la viera con su cuidado y costoso cabello blanco, la última vez que se vieron lucía una melena caoba que se precipitaba por su espalda hasta la cintura. Nunca había tenido una cita en su casa, tomó esa decisión años atrás, sin embargo, había dado cobijo a multitud de familiares que venían a pasar unos días a la capital, a jóvenes Erasmus -amigos de los amigos de sus sobrinos- e incluso, a alguna inmigrante sin papeles.

El timbre sonó cálido y familiar. Cada paso hacia la puerta empujaba a la habitación de los trastos los fantásticos viajes para "singles", la única copa en el fregadero, las dudas y certezas digeridas en silencio, el previsible e inofensivo frío de las noches de invierno.


lunes, 25 de agosto de 2014

Balcones.

"Si muero,
dejad el balcón abierto.

El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo).

El segador siega el trigo
(Desde mi balcón lo siento).

¡Si muero,
dejad el balcón abierto!"

Federico García Lorca.



Balcón abierto y luz encendida en la casa de Federico García Lorca. Huerta de San Vicente.

Foto: Rafa él.

La luz de las últimas tardes nos prepara para la nueva estación, el color alerta nuestra memoria vital para la llegada de otro tiempo; todos los seres de la tierra lo saben. Aún queda verano, pero un verano que dejó atrás el cenit de las infinitas posibilidades, de las expectativas que quedaron demasiado grandes o demasiado pequeñas. 

Vuelvo al tiempo de ser hormiga -en realidad nunca dejo de serlo-, pero una hormiga que canta por necesidad y placer y se asoma a las vidas de los que viven, desde cualquier balcón con las puertas abiertas.



sábado, 5 de julio de 2014

Motivación IV: Anhelos.

"Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en los hombres el anhelo de mar libre y ancho".

Antoine De Saint Exupery




Siempre que abro una caja de Lego siento cierta desazón. Ver tantas piezas pequeñitas y variadas dispersas de forma aleatoria sobre la mesa me hace pensar en el Principio de Incertidumbre, que no acabo de entender, sin embargo, las instrucciones del juguete son infalibles, dejan poco margen de duda, cada pieza tiene una ubicación precisa, milimétricamente diseñada para que todo encaje, para que realice una función que, aunque parezca insignificante, se vuelve indispensable en el todo que en este caso es un furgón de policía, con calabozo y preso.




A pesar de que Pablo juega con cuidado pero sin tregua con su nueva adquisición, no puede evitar un pequeño percance. El furgón de policía cae al suelo y el todo de nuevo se disgrega. No parece grave y se atreve a montarlo sin ayuda del librito de instrucciones, pero mientras avanza, comprueba que falta una pequeña pieza; una pieza blanca, de apenas un centímetro cuadrado de superficie que no impide su reconstrucción, aunque sabemos que ya no es igual, conscientes de su nueva fragilidad.

Desde hace tiempo -igual desde siempre y no lo recuerdo- echo en falta una pieza en esta construcción cotidiana que llamamos vida y de la que desconozco color, dimensión y función. Creo que la frase de Saint Exupery puede interpretarse como un excelente manual de instrucciones y comienzo por la primera página: ¿Cómo se evoca un anhelo?

domingo, 1 de junio de 2014

Aniversario IV : Somos, soy.

"Somos todo el pasado, somos nuestra sangre, somos la gente que hemos visto morir, somos los libros que nos han mejorado, somos gratamente los otros." 

Jorge Luis Borges



Xi Pan. "Im Bloom"



Hoy cumplo cuatro años de blog y durante este tiempo han pasado cosas que son pasado, he visto gente morir, he leído libros y mi sangre fluye mansa o encendida por mis venas, sin embargo, no puedo afirmar que sea los otros, al menos, de forma grata. También soy las voces que no me dicen nada, los nombres que no pronuncio y este escepticismo que me acompaña, punzante y balsámico al mismo tiempo.

Las experiencias, sean cuales sean ¿nos hacen mejores? Quisiera asegurar que soy mejor que hace cuatro años, pero no es cierto, quizás no he sabido descubrir nuevas salidas ocultas en el laberinto, o cambiaron azarosamente las marcas que pinté en las baldosas. ¿Deberé ser más paciente y humilde para que las experiencias vividas florezcan en mis manos y en mi pecho? De momento, mi venturosa confianza quedó algo quebrada, no puedo evitar pensar, mientras hablo con alguien, "esto es necesidad, interés, temor o simple cortesía", legítimos, por otra parte. Como contrapartida, me siguen emocionando la bondad, la belleza en cualquiera de sus formas y la valentía de unos pocos, y es que, como dijo Marguerite Yourcenar: "Nada es más lento que el verdadero nacimiento de un hombre"... de una mujer.



domingo, 27 de abril de 2014

Nueve

"Oíd, oíd, qué hermoso río que suena en ti llamando, humano, humano, humano..."

Miguel Abuelo

Pablo y yo a pocos kilómetros del nacimiento del Guadalquivir, seguidos de cerca por la cámara de Rafa él.

Regresamos al tramo del río que tanto te gusta y enseguida comprendes que no es el mismo. Sin el calor y las risas del verano parece más profundo y distante. Te acercas a él sin la determinación de entonces; descubrir bajo su fría transparencia un lecho de piedra produce un poquito de miedo.

Reflejados en sus aguas, el río puede ver cierto desconcierto en tus ojos, tan transparentes como él, evasivos, como diría la abuela. Desde el último estío has aprendido a dividir y a nadar al estilo mariposa, has hecho algún descarte, si esto es posible en un niño... también has descubierto, entre risas, entre llantos, que "la vida es difícil y dura", por eso tiene aún más valor cuando afirmas que eres feliz, porque lo haces desde la consciencia y el aprendizaje. ¿De verdad piensas eso?... A menudo los hijos se nos parecen.

¡Felicidades, Pablo! ¿Te apetece un regalo sin ruedas ni pilas?


 "Canto, río con tus aguas;

De piedra, los que no gritan.
De piedra, los que no ríen.
De piedra, los que no cantan.

Yo nunca seré de piedra;
Gritaré cuando haga falta.
Reiré cuando haga falta,
Cantaré cuando haga falta."

Rafael Alberti.



lunes, 14 de abril de 2014

Abismos II

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos."

Julio Cortázar




Museo de Jaén. Foto: Rafa él.


A veces encuentro lo que pienso, así, sin buscarlo si quiera, y por un momento me parece comprender algo, durante unos instantes todo encaja, incluso veo una lucecilla vertiginosa e inquieta que se diluye en una confusión de palabras sedimentadas.




domingo, 30 de marzo de 2014

Subterfugio XIII : Abismos.

     "Resuella, busca, abrasa, gime. Atérrate, mete la mano en el abismo."

                                                        Félix Grande



"Pasillo con equipaje". Cristóbal Toral 


Asomada al balcón todo le parecía más liviano, real, fácil, posible.

Los últimos años los había vivido sin pensar, casi sin sentir, dejándose llevar por el envite de unas olas mansas y programadas. "Eugenia, vives como una reina", estas palabras, pronunciadas por su madre, le produjeron una conmoción de la que no lograba escapar. 

Tuvo una vida fácil, era consciente de que nació de pie. Había conseguido tener lo mismo que sus amigas sin despeinarse, sin romperse una uña, lo que durante mucho tiempo le hizo sentir superior, aunque no privilegiada.

- Eugenia, vives como una reina.

Fueron palabras intencionadas que cayeron en terreno abonado. Desde hacía tiempo anhelaba la vida de cualquiera de sus amigas, tan parecida a la suya. Compartía mañanas de gimnasio con las que tenían horario de tarde, y tardes de paseo y café con las que trabajaban por la mañana. Sus problemas eran semejantes, las mismas fantasías confesables... Sin embargo, ella no trabajaba, y cada noche de insomnio buscaba y buscaba el sumidero por el que arrojaba cada día las ocho horas que les sacaba de ventaja.

Desconocía la intención pero la habían precipitado al abismo, ya no era posible el retorno, por más que colmara su tiempo o apagara la luz; su abismo no consistía en una caída libre al vacío, sino en un aterrador pasillo repleto de puertas abiertas.




sábado, 22 de marzo de 2014

Apátrida

"Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa. " 

Albert Camus


Cuánta razón, Camus. Es lo que tiene hablar de una patria perteneciendo a otra, o a ninguna.

Me pregunto si se puede ser patriota sin conocer, ni reconocer, nuestra historia más reciente, o mirando el presente con los brazos caídos. Hay quien defiende una patria hermética, de símbolos vacíos, negando toda diversidad, cualquier discrepancia, ocultando la historia. Lo que no se conoce, no existe y esto, esos patriotas, lo han hecho muy bien...

Lo que conozco de la historia más reciente de nuestro país no lo he aprendido en los libros de historia. Lo que conozco me lo ha contado mi padre, me lo ha cantado mi madre, lo he visto en el cine o leído, en la patria universal de los poetas. Esta patria es tan inmaterial, que a veces tengo dudas de que exista.










sábado, 1 de marzo de 2014

"La vida es difícil y dura"

"No todo son días de sol,
y la lluvia, cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad como la felicidad
naturalmente, como quien no extraña
que haya montañas y llanuras
y que haya rocas y haya hierba..." 

Fernando Pessoa (Alberto Caeiro)

"La vida es difícil y dura".

Pablo

La verdad es que la frase de Pablo es mía, aunque incompleta, siempre añado "y terriblemente injusta",  y es precisamente la injusticia lo que convierte la -por otra parte natural- dificultad y dureza de la vida en dolorosa e insoportable.

A partir de la frase llego también a otra conclusión: Mi hijo me escucha, especialmente cuando menos me interesa. Ya sabemos que cuando parece orbitar en galaxias lejanas y desconocidas mantiene los sistemas receptores de información perfectamente conectados, así que, cuando hable, deberá vigilar atentamente mi audiencia; no quiero que un niño de ocho años me diga con la boca llena de pasta de dientes que la vida le parece difícil y dura y se vaya a la cama con cierta dosis de aflicción envuelta en un pijama rojo de "Spiderman". Las palabras generan pensamientos, y nuestros pensamientos determinan nuestras acciones. De todos modos, me queda la tranquilidad de que los niños aprenden, más que por las palabras que pronunciamos, por los modelos que imperan en su entorno, y creo que él no tendrá duda de que enfrento la vida con verdadera pasión y tenaz, muy tenaz, entusiasmo.

La siguiente secuencia de la película "El pianista" es una muestra de lo que deseo expresar, asombrosamente, sin palabras. La vida... difícil, desoladora, injusta y de repente, se abre paso la Balada para piano nº 1 de Chopin.

 Confío en que algún día lo entenderá.