sábado, 31 de agosto de 2013

Subterfugio XII: Maletas.

"No te nombro; pero estás en mí
Como la música en la garganta del ruiseñor
Aunque no esté cantando."

    Dulce María Loynaz.



"Composición con maletas",  Cristóbal Toral

Cada vez que se disponía a hacer la maleta se enfrentaba a un verdadero reto. Desplegaba sobre la cama método y sentido común: "ligeros de equipaje," ese era su lema antes de iniciar una nueva aventura, un nuevo viaje.

De experiencias anteriores comprendió que era imposible proveerse de ropa para cada probabilidad meteorológica, así que descartó los extremos y confió en la predicción del tiempo para los próximos siete días. Ni joyas ni bisutería, tampoco zapatos de tacón "por si se presenta una ocasión especial", de viaje, todas las ocasiones deberían ser especiales, si no era capaz de entender esto más valdría quedarse en casa. El botiquín quedó reducido a la mínima expresión: agua oxigenada y tiritas, y el pequeño costurero hacía tiempo que se encontraba fuera de la lista, segura de que la falta de un botón no arruinaría su deseo incontenible de viajar. Sin embargo, sus maletas, parecían cada vez más pesadas.

Lo descubrió una noche mientras guardaba el cepillo de dientes antes de la inminente partida: entre los pliegues de la ropa, las páginas del libro, los botecitos del neceser....¡su maleta estaba plagada de ausencias! Las había de todas las dimensiones afectivas, encontró sueños ausentes, lugares, seres queridos que ya no estaban o seres queridos que ya no eran; ausencias recientes y caducas o remotas y perennes como las hojas de los olivos.

Hizo y deshizo varias veces su equipaje, eliminó cuanto pudo, cambió unos objetos por otros pero el peso era prácticamente el mismo: todo lo podía sustituir menos las ausencias, estaban bien adheridas mediante raíces alimentadas a base de costumbres  y recuerdos. Deshacerse de ellas le ocuparía bastante tiempo.

Durante varios ciclos transitó días luminosos y tardes de niebla, leyó las obras completas de Antonio Machado y algún "best seller" intrascendente, sopló velas propias y brindó por las ajenas, descubrió y olvidó, propuso y descartó. Calzó sandalias, zapatillas y botas de agua. Cocinó viejos platos familiares, para uno, para varios, e incluso se atrevió con la cocina fusión...

Todavía faltaban meses para las próximas vacaciones pero no podía esperar más, su curiosidad era aún más fuerte que la ilimitada paciencia de la que hacía gala. Desde el último peldaño de la escalera metálica tomó aire antes de abrir el altillo. La maleta tenía el aspecto de siempre, voluminosa, contundente, pese a tener las aristas redondeadas. A la primera toma de contacto sintió su ligereza y una vez sobre la cama abrió rápidamente la gran tapa azul. Allí seguían todas sus ausencias, incluso se había incorporado alguna más, pero éstas, habían propiciado la aparición de una multitud de nuevas presencias, no reconocidas hasta ahora, que convivían en un eficaz y ligero equilibrio.

Y recordó los versos de Machado:

 " Mientras la abeja fabrica,
 melifica,
con jugo de campo y sol,
yo voy echando verdades
que nada son, vanidades
al fondo de mi crisol.
De la mar al percepto,
del percepto a la idea
¡oh, la linda tarea!
de la idea al mar
¡Y otra vez empezar!" 





17 comentarios:

  1. Las ausencias pesan siempre, aunque se hayan asumido.
    Precioso texto.

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    1. ... y siempre con ellas; las asumidas y las por asumir...

      Gracias, un abrazo.

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    2. Uffff, qué bonito escrito...!

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  2. Una maleta llena de ausencias, debe pesar demasiado. Prueba a guardarlas en el mundo, y siempre estarán ahí; cerca...


    Llach tiene algo similar al poema de Machado, cuando habla sobre la muerte, y el lugar que quiere para él: a ras de tierra, porque...
    "Arran de terra perquè si em faig pols
    la pluja em dugui al riu
    i amb ell anar al meu mar,
    del mar a un núvol i que dolçament
    sigui el llevant calent
    qui em torni al meu racó."

    A ras de tierra porque si me hago polvo, la lluvia me lleve al río y con él ir hacia mi mar, del mar a una nube que dulcemente siga el levante caliente que me devuelva a mi rincón.


    Sobre las maletas y su peso tangible, piensa que muchas veces tenemos que soltar lastre.
    Besos.

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    1. ¿Pero, no te has dado cuenta de que el mundo está lleno de maletas repletas de ausencias? Mira los cuadros de Toral y verás.

      Afortunado Llach que sabe cuál es su rincón. Yo todavía no lo tengo, tampoco lo he pensado, más bien estoy en la línea lorquiana de "cuando yo me muera,
      enterradme si queréis, en una veleta", aunque tampoco, ahora más bien estoy en el proceso "ligeros de equipaje", en fin machadiana perdida.

      Sobre las maletas y su peso...no tendrás nada que objetar al peso de mi maleta de este verano.

      Besos.

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  3. Pesan tanto los vacíos...en las maletas, en las casas, en las camas, en las mesas, en las aceras que pateamos solos, en la playa, en la vida. Con la belleza de tus letras, has despertado a mis ausentes, porque que como el canto del ruiseñor siempre están en mi garganta para nombrarlos cuando más pesa su ausencia.

    EL PRIMER COMENTARIO NO HA SALIDO, ESPERO QUE ESTE SÍ.

    Besicos.

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    1. Es verdad, Ana,están por todas partes, las he guardado en una simbólica maleta azul para evitar que anden por ahí sueltas, pero confieso que van un poco a su aire y aparecen en el momento menos oportuno... o en el más oportuno, todavía no lo sé.

      Un abrazo.

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  4. Bueno, parece que sí salió, por eso he quitado uno.

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    1. ¿Falta de práctica? Demasiado largas tus vacaciones por estos lugares.

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  5. Prueba: intento comentar de nuevo, llevo días y cada uno múltiples intentos y sin éxito.

    Veremos...

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    1. No entiendo, ya le ha pasado a más de uno...no sé, quizás me pasé con el peso del relatillo.

      Besos.

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  6. Vaya, bien, parece que por fin puedo, ya me disponía a hacer las maletas.
    :)

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. viajes sin maleta
    continentes de Toral
    lastre de lo no vivido
    y de Lorca, ...la luna.

    http://www.youtube.com/watch?v=CxTtSydx8xQ

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    1. A pesar de la gran diversidad plástica de las maletas de Toral es fácil imaginar su contenido, factor común de almas sensibles: soledades, principios y finales, vivencias y ausencias... de casi todo. Creo que la Luna de Lorca escapa a todo esto, además de "lúbrica y pura" es incontenible.

      Un abrazo.

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