sábado, 27 de abril de 2013

Ocho

"El Principito salió de su mundo en busca de aventura y en cada planeta se topó con una lindeza del alma humana. No se levantó del pupitre, sino que aprendió la lección y se la recitó al mundo."

Antoine de Saint-Exupéry


"Mon petit prince" va saliendo de su mundo. Le cuesta, porque el otro mundo, el "real", ese en el que por momentos coincidimos todos, se lo ha puesto difícil en el último año. Ha sido un ciclo de pérdidas, de cambios, de lluvia y antibióticos inútiles. Ha experimentado el dolor de las ausencias, lo irremediable de la muerte, y comienza a comprobar cómo los afectos nacen, crecen, se reproducen y mueren "¿También son seres vivos?", aunque afortunadamente también hay hechos que no cambian "ocho por cuatro treinta y dos"...

Hoy cumple ocho años y aún no le he comprado nada -ya tuvo su fiesta de amigos y regalos-, prefiero regalarle la frase de Saint-Exupéry. Es un regalo valiosísimo, lo sé, encontrar la lindeza del alma humana y recitarla al mundo nos llevará tiempo y empeño, pero ya hemos comenzado a derribar torres habitadas por fantasmas, apartamos sutiles telas de araña y dejamos caer poco a poco saquitos de arena, que vistos desde  muy arriba, no alcanzamos a entender por qué nos parecían tan pesados. 





El lunes mientras caminaba hacia mi trabajo sintonicé en una emisora de radio esta canción...o ella me sintonizó a mí. La he buscado en You Tube pero ninguna de las versiones que he encontrado puede verse en Blogger. Siento la publicidad, pero tenía que ser ésta.