lunes, 31 de diciembre de 2012

Campanadas



"Desnudo, hojas verdes y busto". Picasso (1932)

Por el delicioso aroma que salía del horno el pescado debía de estar en su punto. La música de Cole Porter, que a él le gustaba y a ella le traía el recuerdo de las viejas películas que veía su padre, fue expandiéndose hasta ocupar todo el salón, iluminado únicamente por la luz de las velas. Antes de llegar al cuarto de baño se miró en el espejo del pasillo, era una lástima no salir a cenar fuera y lucir su magnífico vestido, "ya  surgirán otras ocasiones"- se dijo-. Mientras retocaba sus labios sonó el teléfono. Al principio pensó que se trataba de un error, su voz sonaba tan extraña y lejana...

-¿Cómo que no vienes, qué ha pasado? -escuchaba palabras inconexas, silencios, titubeos-.

-¿Qué quiere decir que te has equivocado? Equivocado de qué...

Él había colgado. Un casi imperceptible "espero que me perdones", fueron sus últimas palabras.

Notó cómo la sangre huía de sus venas y un ligero mareo la obligó a sentarse en la taza del water: "Lo sabía, lo sabía", se repitió una y otra vez.

En cuanto recuperó el pulsó comenzó a caminar por toda la casa intentando recordar cada una de sus palabras. No tenía sentido, o tal vez sí, ahora comprendía por qué en los últimos días estaba incómodo, distraído, incluso antipático.

-Estúpido...¡Estúpida!

Casi se derrumbó al llegar al salón y verlo tan preciosamente dispuesto para nada. Eran apenas las nueve, en menos de media hora podría estar en casa de sus padres y cenar en familia, aunque enseguida descartó la idea; en cuanto la vieran aparecer vestida de diva y con los ojos emborronados tendría que soportar el "te lo dije", en la mirada de su madre, y los chistes y bromas de su cuñado, que pasarían a formar parte de su repertorio de Nochevieja año tras año, hasta llegar a sus nietos, en el hipotético caso de que alguna vez tuviera hijos.

Buscó el amparo del sofá llevando consigo una copa y lo que iba a ser "la joya de la corona" de la noche, una botella de vino tinto que le había costado un disparate. El chico del supermercado se la recomendó con todo todo tipo de detalles en un excelente francés. Realmente era encantador, siempre tan amable y solícito; ahora que lo pensaba le pareció contrariado cuando le explicó lo de la cena, el vino...Tenía razón su amiga Manuela, siempre elegía mal.

Un estrépito de petardos y risas la rescató de su sueño de vino y la situó en el nuevo año sin uvas ni campanadas. Intentó levantarse para ir a la cama pero le parecía un esfuerzo mayúsculo e inútil. Allí tenía todo lo que necesitaba: una botella medio llena y el mando a distancia para accionar el "play" del reproductor de CD. Como pudo se zafó del vestido que quedó inerte y desvalido a un lado del sofá, se sirvió otra copa y dejó que la música se colara bajo su piel.



       




lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Feliz Conciencia!

"Vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable."

León Tolstoi


Seguro que en estos días nos debatiremos en juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones. Desde el he comido demasiado al ¿faltará comida para la cena? o desde el tan común "ya no bebo más" al !vamos, otro brindis!. Sin entrar en hechos de mayor trascendencia, en los excesos son más evidentes nuestras contradicciones, y son fechas de excesos y de propósitos, por lo general excesivos.

Conciencia, del griego "sy‧néi‧dē‧sis", significa conocimiento con uno mismo. Estos días, como paréntesis al fiel y cotidiano día a día, pueden ser ideales para conocernos con nosotros mismos...o con los demás.





Y si la llamada a Pepito Grillo se convierte en inevitable, sin dudarlo, ¡Bailad con él!

¡Feliz Conciencia, digo, Feliz Navidad!!