“Los hombres son criaturas muy raras:
la mitad censura lo que practica;
la otra mitad practica lo que censura;
el resto siempre dice y hace lo que debe”.
Benjamín Franklin
Un acto tan limitador como la censura cuyo objetivo es prohibir o controlar la libertad de expresión ha propiciado a lo largo de la historia la creación y superación en el mundo del arte, la política o la ciencia. Todos conocemos historias y anécdotas que así lo demuestran. Uno de los motivos por los que se ejerce es el miedo, el miedo a perder el poder, el temor a que sea cuestionado... encontramos innumerables ejemplos en el mundo de la política y de la economía por no hablar de las religiones.
Existe otro tipo de censura mucho más alienante como la ejercida hacia nosotros mismos, por nosotros mismos; ante una opinión, idea, sentimiento, valoramos las posibles consecuencias y decidimos guardarlos bajo llave, a pesar de que esta decisión provoque en nosotros frustración o tristeza. La causa principal sigue siendo el temor a no ser aceptados por romper con la norma de lo establecido, a no ser comprendidos o correspondidos; todo nos conduce a reducir nuestro ser más auténtico apagando la luz que lo alimenta y mostrar otro, en apariencia más adaptado.
El mundo del cine está plagado de historias de censura que no han hecho más que aumentar la popularidad y repercusión de ciertas secuencias censuradas, otras por desgracia, habrán desaparecido sin provocar en nosotros las sensaciones para las que fueron concebidas.
La película "Cinema Paradiso" es un homenaje al mundo del cine y al triunfo de la voluntad. Cada vez que veo la secuencia final comparto, plano a plano las emociones de su protagonista, pasando de la sorpresa y la perplejidad a las lágrimas cuando comprende el significado de lo que ve; imaginar al viejo proyeccionista de cine rescatando cuidadosamente cientos de secuencias del olvido para construir un bellísimo regalo, en un acto de rebeldía, reparación y amor extraordinarios, me produce una ternura infinita. Después paso, pasamos, a la sonrisa, al comprobar cómo es posible hacer un "corte de mangas" artístico a la censura, artístico e inmortal...pero sobre todo, cuando veo esta secuencia, me entran unas irremediables ganas de besar.
"Cinema Paradiso" (1988), Giuseppe Tornatore.