jueves, 27 de enero de 2011

...de besos y de censura.

“Los hombres son criaturas muy raras:
la mitad censura lo que practica;
la otra mitad practica lo que censura;
el resto siempre dice y hace lo que debe”.

Benjamín Franklin



Un acto tan limitador como la censura cuyo objetivo es prohibir o controlar la libertad de expresión ha propiciado a lo largo de la historia la creación y superación en el mundo del arte, la política o la ciencia. Todos conocemos historias y anécdotas que así lo demuestran. Uno de los motivos por los que se ejerce es el miedo, el miedo a perder el poder, el temor a que sea cuestionado... encontramos innumerables ejemplos en el mundo de la política y de la economía por no hablar de las religiones.

Existe otro tipo de censura mucho más alienante como la ejercida hacia nosotros mismos, por nosotros mismos; ante una opinión, idea, sentimiento, valoramos las posibles consecuencias y decidimos guardarlos bajo llave, a pesar de que esta decisión provoque en nosotros frustración o tristeza. La causa principal sigue siendo el temor a no ser aceptados por romper con la norma de lo establecido, a no ser comprendidos o correspondidos; todo nos conduce a reducir nuestro ser más auténtico apagando la luz que lo alimenta y mostrar otro, en apariencia más adaptado.

El mundo del cine está plagado de historias de censura que no han hecho más que aumentar la popularidad y repercusión de ciertas secuencias censuradas, otras por desgracia, habrán desaparecido sin provocar en nosotros las sensaciones para las que fueron concebidas.

La película "Cinema Paradiso" es un homenaje al mundo del cine y al triunfo de la voluntad. Cada vez que veo la secuencia final comparto, plano a plano las emociones de su protagonista, pasando de la sorpresa y la perplejidad a las lágrimas cuando comprende el significado de lo que ve; imaginar al viejo proyeccionista de cine rescatando cuidadosamente cientos de secuencias del olvido para construir un bellísimo regalo, en un acto de rebeldía, reparación y amor extraordinarios, me produce una ternura infinita. Después paso, pasamos, a la sonrisa, al comprobar cómo es posible hacer un "corte de mangas" artístico a la censura, artístico e inmortal...pero sobre todo, cuando veo esta secuencia, me entran unas irremediables ganas de besar.





"Cinema Paradiso" (1988), Giuseppe Tornatore.



miércoles, 12 de enero de 2011

Un mal sueño

Alguna vez he soñado que mi hijo se perdía; es un sueño angustioso en el que no sé si es peor la terrible sensación de pérdida o el sentimiento de culpa que te invade por haber sido capaz de bajar la guardia apenas unos instantes. Inmediatamente despiertas. Se trata de un sueño bastante frecuente entre madres y padres y en alguna de mis amigas más que persistente.

En las últimas semanas hemos tenido la oportunidad de reencontrarnos en las portadas de los periódicos la noticia del robo de niños durante la etapa franquista.

La sustracción de bebés y niños fue otro de los abominables hechos de los últimos momentos de la guerra civil y de la posterior represión franquista, una faceta más del fascismo inhumano auspiciado y bendecido por la iglesia católica. Con un gesto de injusticia e inmoralidad supremas despojaban a las republicanas ejecutadas o a las que malvivían en las cárceles de sus vástagos, en un intento de limpieza étnica (tratando de cortar así el germen libertario) y al mismo tiempo satisfacían los instintos maternales de mujeres de bien que no podían tener sus propios hijos. Esta práctica se mantuvo hasta los años cincuenta, ensañándose entonces con las "madres solteras", frágiles, indefensas, haciéndolas sentir indignas de su propia maternidad y culpables desde el punto de vista moral, como si el pecado lo hubiesen cometido ellas por ser solteras, sin permitirles pensar que la soltería es un estado que puede cambiar de un momento a otro pero la maternidad es una condición que dura toda la vida, aunque no tengas a tu hijo entre los brazos. Con el poder y "dios" de su parte no les fue difícil y se aseguraron la impunidad, vigente hasta hoy.

Los registros oficiales hablan de 30.000 niños desaparecidos, si pudiéramos ver este hecho con la misma objetividad con la que vemos sucesos similares ocurridos en otros países, exigiríamos investigación y la intervención judicial pertinente, sin embargo aquí lo hacemos al revés: se juzga al que investiga.

No me atrevo a ponerme en la piel de esas mujeres cuando regresaran a sus casas desde la cárcel o el hospital con las manos vacías, viviendo en una pesadilla permanente, aliviada si acaso por la esperanza del encuentro, por el consuelo de imaginar a sus hijos instalados en el confort de una vida próspera y llena de oportunidades.

Mi pesadilla dura poco y se diluye cuando me asomo al sueño de mi hijo, hermoso y ligero como el vuelo de una mariposa.



"Un cuento para mi niño" (La mariposa). Lole y Manuel